El 21 de abril pasado se lanzó al mundo la Biblioteca Digital Mundial, que pone a disposición en internet, de manera gratuita y en formato multilingüe, importantes materiales fundamentales de culturas de todo el mundo. Tercera en importancia —después de Google Book Search y de Europeana— sus objetivos son: promover el entendimiento internacional e intercultural; ampliar la cantidad y la variedad de contenidos culturales en internet; facilitar recursos a los educadores, estudiosos y el público en general y permitir a las instituciones asociadas reducir la distancia digital dentro de y entre los países.Nuestro Boletín ya dio cuenta de la génesis de este repositorio cuando hace cuatro años James H. Billington, director de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, lanzó una idea que en ese momento sonaba a disparate: crear una biblioteca digital mundial donde se depositasen los conocimientos acumulados a lo largo de su historia por culturas y lenguas de todo el mundo. El ambicioso proyecto fue asumido por la Unesco, además de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, y poco a poco han ido incorporando instituciones de todo el mundo. Hasta ahora se han comprometido 32 organismos, entre los que se incluyen la Biblioteca de Alejandría y las bibliotecas nacionales de Brasil, China, Francia, Israel, Rusia, Serbia, Suecia y Uganda. A su financiación han contribuido empresas privadas como Microsoft y Google.
En semejante vastedad se incluyen desde las primeras películas de los hermanos Lumière, antiguos manuscritos científicos de Egipto, la declaración de independencia de Estados Unidos, mapas de Brasil del siglo XVIII o el primer bosquejo de la doble hélice de ADN realizado por Francis Crick, uno de sus descubridores. Otros tesoros incluidos son el Hyakumanto darani, un documento en japonés publicado en 764 y considerado el primer texto impreso de la historia; un relato de los aztecas que constituye la primera mención del niño Jesús en el Nuevo Mundo; trabajos de científicos árabes desvelando el misterio del álgebra; huesos utilizados como oráculos y estelas chinas; la Biblia de Gutenberg; antiguas fotos latinoamericanas de la Biblioteca Nacional de Brasil y la célebre Biblia del Diablo, del siglo XIII, de la Biblioteca Nacional de Suecia.
En semejante vastedad se incluyen desde las primeras películas de los hermanos Lumière, antiguos manuscritos científicos de Egipto, la declaración de independencia de Estados Unidos, mapas de Brasil del siglo XVIII o el primer bosquejo de la doble hélice de ADN realizado por Francis Crick, uno de sus descubridores. Otros tesoros incluidos son el Hyakumanto darani, un documento en japonés publicado en 764 y considerado el primer texto impreso de la historia; un relato de los aztecas que constituye la primera mención del niño Jesús en el Nuevo Mundo; trabajos de científicos árabes desvelando el misterio del álgebra; huesos utilizados como oráculos y estelas chinas; la Biblia de Gutenberg; antiguas fotos latinoamericanas de la Biblioteca Nacional de Brasil y la célebre Biblia del Diablo, del siglo XIII, de la Biblioteca Nacional de Suecia.
Fuente: http://www.sai.com.ar/
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